Acá está: Un Ciego, uno de mis preferidos de Jorge Luis Borges.
No sé cuál es la cara que me mira
cuando miro la cara del espejo;
No sé qué anciano acecha en su reflejo
con silenciosa y ya cansada ira.
Lento en mi sombra, con la mano exploro
mis invisibles rasgos. Un destello
me alcanza. He vislumbrado tu cabello
que es de ceniza o es aún de oro.
Repito que he perdido solamente
la vana superficie de las cosas.
El consuelo es de Milton y es valiente,
pero pienso en las letras y en las rosas.
Pienso que si pudiera ver mi cara
sabría quién soy en esta tarde rara.
Lo màs impactante es que muchos no necesitamos estar ciegos para no reconocer quien èsta del otro lado del espejo.
Algunas mañanas ese ser que nos mira parece tan ajeno y tan distante que el alma nos pregunta quien es.
Y es nuestra trabajo cotidiano volver a ser aquellos que soñamos, volver a reconocer (aunque màs no sea por un rato) el niño que llevamos de la mano.
Sabés que lo he leído muy poco a Borges. Y por supuesto, cada vez que encuentro algo nuevo… fah, cómo explicarlo. Una mezcla de sensaciones rarísima, ¿cómo pudo escribir así?
Lo seguiré disfrutando así, de a poco, de a retazos. Tengo miedo de que se acabe.
Gracias por el borges.genial