Un lector en Buenos Aires odia los domingos a la noche. Se da cuenta de que el fin de semana terminó y no llegó a leer todo lo que tenía ganas de leer. Esa novela sigue sin final… El libro de cuentos espera y ni qué hablar del libro de Teoría e Historia de la Microficción que encontró en la última feria del libro. Ese, pobrecito está al bordo de ahorcarse con los cordones de las zapatillas que descansan bajo la mesa de luz.
El dilema eterno: Diario de Domingo, revista de Domingo, revista del otro diario del domingo, revisar Internet, chequear mails …
El lector apoya la cabeza en la almohada y piensa: O me informo o soy feliz, una de dos.
Todo esto exceptuando por supuesto el caso en que el lector tenga bronquitis y pueda alargar su fin de semana un día más, desde la cama.
Ni hablar si vivs cerca de corrientes y se te da por caminar un poco revolviendo librerias…