Un lector en Buenos Aires contesta sin mirar. Pestañea poco. Mira mal. Hoy odia a todas las personas que vió en el día. Detesta el desayuno que tomó y cree que su almuerzo no es digno de un jueves pre- feriado en el que tendrá que trabajar.
Este mismo lector está de mal humor, no tuvo tiempo esta semana de empezar ese libro de cuentos y esa novela que desea con ansiedad. Y es como si alguien lo estuviera esperando, se siente en deuda. Y sufre.
Pero ese lector frustrado puede darle una miradita a cualquiera de los dos libros que tiene “en veremos” mientras come un tostado!
Qué buen blog!, felicitaciones de una argentina en Miami. 🙂