Este fin de semana terminé de leer varios libros que tenía, como diría mi tía Coca, “en veremos”.
Uno de ellos, de cuentos, llevaba sacudiéndose en mi cartera por lo menos dos semanas. Y al terminar de leerlo noté que no fue casual esta situación. No pasó porque el libro me resultara aburrido, lento o careciera de intensidad. Todo lo contrario. Pasa porque cada cuento en Condominio es un bocanada. No se puede leer uno tras otro como en un paquete de sugus, se debe ir de a poco con Max Gurian. Al leer las críticas que otros hicieron de este mismo libro, noté que esta sensación también había sobrevolado otras cabezas.
El cuento que más me gustó fue el último “Casi siempre Adela”, su comienzo no tiene desperdicio:
“Adela me mira, desnuda y silvestre, como, cree miran los dioses a los hombres y a las cosas. Me desprecia. Sus cejas se curvan con desmesura hasta quebrarse en un triángulo perfecto. Desde la cama, respaldada por una colcha con motivos otoñales, su boca desgrana una y una sola palabra: imbécil”. …
MAX GURIAN (Buenos Aires, 1975) es docente de literatura en la Universidad de Buenos Aires, traductor y crítico. Ha publicado artículos y reseñas en medios académicos y suplementos literarios, como Radarlibros del diario Página/12, entre otros. Actualmente escribe para la Revista de libros de España.
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