En mi familia siempre se leyó mucha poesía. Mi abuela recitaba cuando terminabamos de almorzar, y mi mamá también, pero de manera más espontánea. No era que nos sentabamos al borde de una chimenea, los poemas en casa se encontraban justo entre la hornalla prendida y la cacerola. Los versos caían mientras la ayudaba a cocinar y en el medio se colaba un “Pasame el queso de la heladera” de mi mamá. De tanto escuchar y de tanto leer, terminabas por aprendertelos de memoria y cuando alguna de las dos comenzaba las demás seguiamos la rima….
La semana pasada, pensando en esto, me acordé de un poema tremendo que mi mamá me recitaba y me hacía llorar. Por supuesto lo había aprendido de mi abuela. Lo encontré. Consejo Maternal de Olegario V. Andrade.
Llama siempre a tu madre cuando sufras Que vendrá viva o muerta Si esta en el mundo a compartir tus penas Y sino a consolarte desde arriba …jajaja. Se los dejó entero por si quieren torturar a alguién:
CONSEJO MATERNAL Ven para acá me dijo dulcemente Mi madre cierto día (aún parece que escucho en mis oídos de su voz la celeste melodía). Ven y dime que causa tan extraña Te arranca esa lagrima hijo mío Que cuelga de tus trémulas pestañas Como gota cuajada de rocío. Tú tienes una pena y me lo ocultas ¿No sabes que la madre más sencilla sabe ver en el alma de sus hijos como tú en la cartilla? ¿Quieres que te adivine lo que sientes? Ven para haca pilluelo Que con un par de besos en la frente Disiparé las nubes de tu cielo. Yo prorrumpí a llorar ¡madre! Le dije La causa de mis lagrimas ignoro Pero de vez en cuando se me oprime El corazón y lloro. Ella inclino la frente pensativa Se turbo su pupila Y enjugando sus ojos y los míos Me dijo más tranquila. Llama siempre a tu madre cuando sufras Que vendrá viva o muerta Si esta en el mundo a compartir tus penas Y sino a consolarte desde arriba. Y así lo hago cuando la suerte Ruda como hoy perturba de mi hogar La calma, invoco el nombre de mi madre amada Y entonces siento que se me ensancha el alma.