Hoy, definitivamente, preferiría no hacerlo. No ir a trabajar, no atender el teléfono, no levantarme de la cama. Mi seudo mesa de luz temporaria está repleta de libros. Ayer me traje cuatro nuevos a casa, tres de ellos de poesía y me llena de pena dejarlos en casa para comenzar mi día…
Recordé el anotador que vi en el Reina Sofía, Madrid. Es para un día como hoy.