Librería Norte (Av. Las Heras 2225), Eterna Cadencia (Honduras 5582), Mendel Libros (Paraguay 5163), Arcadia Libros (Marcelo T. de Alvear 1548, Guadalquivir (Callao 1012), Clásica y Moderna (Callao 892), A Cien Metros Libros (Almagro) o me escriben por inbox.
“Como Henry Michaux afirmara: “he visto el agua que se guarda de correr”, Gabriela Larralde, en palabras burbujeantes, aunque ellas mismas ya sean “parte del pasado”, insiste en provocar un aparentemente falso vacío posterior que se colma y calma con imágenes que se evaporan entre escamas de sed complementarias al propio fuego de la complicidad falsamente involuntaria”. Fernando Noy.
“Es un libro de destellos, fogonazos, casi como parpadear. Esos instantes donde se dice todo, así, de una vez, con la duración del obturador de una cámara. Nunca conoceremos la forma de despedirnos de las abuelas amadas. La poesía acaso las salude mientras a nosotros nos queda la rabia del silencio”. Julia Magistratti.
“Como si la vida no fuera más que la voluntad de la permanencia o la permanencia de la voluntad, los recortes de una familia se reúnen entre lo que vive y lo que muere. Somos un elemento parecido al aire. Enemigos del agua, pero calmos en ella. Mamíferos que buscamos el faro, ese origen. Gabriela lo encuentra en este libro. Ahora sí, sugiere, podemos saltar al agua”. Natalia Romero.
Publicó el libro de poesía Las cosas que pasaron (2013, Huesos de Jibia); Los Mundos Posibles, un estudio acerca de la Literatura LGBTTTI para niñxs, (2014, Título, Blatt & Ríos) y el libro de cuentos Soluciones Quirúrgicas (2015, Zona Borde). Participó en diversas antologías y publicaciones literarias y académicas.
Es docente de la carrera Artes de la escritura en la Universidad Nacional de las Artes (UNA). Organiza el ciclo de poesía Rumiar Buenos Aires desde 2013 y se desempeña como encargada de comunicación de la Red Federal de Poesía desde 2015. Es Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA) y cursó periodismo en TEA. Trabaja como guionista, investigadora, y periodista para diferentes medios, marcas y empresas.
Me caen bien los libros que no encuentran estante como Tinta Viva. Es un libro de ilustración, pero también cuenta una historia. Es una historia repleta de dibujos ¿Es un libro sobre danza? Bueno, también describe una clase de danza… Entonces me imagino al librero con un ejemplar en la mano de un lado al otro del local: “Señor, paré de sufrir ¡Tinta Viva a la vidriera!”.
Klinko logra con este, su primer libro, hacernos pasear -ya no por la librería- sino por las zonas de nuestro cuerpo, dormidas, a medida que avanza la tinta sobre las páginas. Me gusta pensarlo como un libro objeto. Aquel que debería estar siempre en una mesa ratona para toquetear, mirar, encontrarle nuevas formas, para que acompañe.
El 12 de mayo se presenta en Nueva York (19 hs Centro Cultural Barco de Papel
40-03 80th St Queens, NY 11373) y se va a comercializar en Mcnally Jackson .
Tinta Viva, notas sobre danza contemporánea, se consigue en Bs As en las librerías:
>Tienda Malba (Figueroa Alcorta 3415, CABA)
> Eterna Cadencia (Honduras 5574, CABA)
> Espacio Moebius (Bulnes 658, CABA)
> Colastiné Libros (Mendoza 2620, CABA)
> A 100 metros de la orilla (Defensa 912, CABA)
> Caleidoscopio (Echeverría 3268, CABA)
> Vía Facebook
Siempre me gustaron los cuentos de navidad. Este es el mío: “Como si estuviéramos en Moscú”, que al principio se llamaba “Brindar antes de tiempo” y está incluido en el libro Soluciones Quirúrgicas editado por ZONA BORDE. Felicidades.
Vengo festejando con lindas lecturas a la editorial Zindo & Gafuri. Ahora el festejo se hace post para compartir y difundir a dos poetas interesantes de mi generación: Ana Claudia Díaz y Alejandra Saguí.
Interesantes por varios motivos, Ana Claudia en Conspiración de perlas que trasmigran trae una voz propia distinta a lo que se viene escribiendo. Pareciera que escribe en otra época, o desde otro lugar. Su poesía no se parece a nada, ni a nadie y eso hace importante, necesaria, su lectura. Alejandra Saguí, por su parte, se arriesga, improvisa, parece un libro que no teme y eso también me cae bien. Ambas, nacieron en la provincia de Buenos Aires, Santa Teresita y Bahía Blanca, respectivamente, algo en el aire las une, pero no se puede agarrar, ¿será el mar? Creo que no se conocen, ojalá lo hagan. Ojalá en Argentina las nuevas editoriales de poesía no sean casas circunstanciales, sino constructoras de identidad. Larga vida, entonces, a Zindo & Gafurí y sus hermosas tapas.
Ana Claudia Díaz- Lo que va en el río
Y todo es eco.
O todo se dice en otra parte.
Pero nadie nos mostró la superficie. Tanto atardecer y magos y dioses. Tanta gracia pálida genera una frontera. Camalotes que trae el río hasta esta orilla. Arrastrados en todo lo anaranjado que una tarde puede llegar a ser. Cuevas cubiertas de mil malvones violetas o fresias. Laberintos artificiales para confundir a quien se adentra. Y se enreda todo. Hasta que eso mismo se entienda al derecho y al revés. Igualdad. O resonancia en una caja para prolongar o hacer. Un elástico de inmensidad que corre a trasfondo.
Lo bien que le hizo Anfibia a la crónica en Argentina. Eso como para empezar, pero después quiero recomendar el libro (editado por USAM) que reunió a varias crónicas que salieron publicadas en la revista en el último tiempo. En especial:
La vaca sagrada. De Josefina Licitra, es espectacular. Se la leí a un sobrino de 11 años y pensó que era ficción. La vaca argentina – Rosita- que da leche maternizada porque en su clonación le metieron genes humanos.
Además, recomiendo los perfiles de Zaffaroni, por Federico Bianchini y el de Hebe Uhart por Mariana Enríquez. Y me quedo con dos ensayos, ¿Por qué no me lo dijiste antes? por Mariana Iacono sobre la sexualidad teniendo VIH, sobre la sexualidad estando con alguien que tiene VIH; y Nacer y morir eso hacemos todos, por Raquel Robles, sobre la muerte de Videla.
Como verán están todas en Internet, pero son tantas (y hay más que no nombré) que vale la pena comprar el libro.
Dentro de lo que fue FLIPA en el CCK, formé parte de la mesa: CUERPO Y FICCIÓN. ¿Cómo se escribe el cuerpo contemporáneo? Tres autores que trabajaron con los cuerpos como tema central de sus últimos libros exponen sus búsquedas y objetivos a la hora de narrar esa temática. Gabriela Larralde, “Soluciones quirúrgicas”; Juan Terranova, “La piel”; Martín Felipe Castagnet, “Los cuerpos del verano”.
Se abrió un debate muy interesante sobre el cuerpo no sólo como el cuerpo de la sexualidad, sino también como el cuerpo de la medicina, el cuerpo político, el de la infancia, la muerte, el aborto. También se habló acerca de los límites de ese cuerpo ¿es la muerte un límite? ¿Cuál sería el único límite posible? Terranova dijo: la política y seguimos por ahí hablando de cuerpos en la literatura. Muy bueno. Gracias Leticia Martín por la invitación.
La Red Federal de Poesía invita a participar de “Poética”, el segundo Festival Federal de Poesía que se llevará a cabo en el Centro Cultural Kirchner los días 8, 9, 10 y 11 de octubrede 2015. ENTRADA LIBRE Y GRATUITA.
La presentación de este evento se realizará el próximo jueves 8 de octubre a las 17 con la presencia de autoridades de los ministerios de Cultura y Educación de la Nación, como también de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP).
“Poética” propone a los visitantes lecturas y recitales de poesía, shows, performances y poesía oral; ciclos y colectivos poéticos, clases abiertas y charlas con referentes de la poesía, la canción, el teatro y el cine de todo el país. Habrá, además, proyecciones de cine nacional y feria de editoriales.
En esta oportunidad el Centro Cultural Kirchner, gestionado por las carteras de Cultura y Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, albergará gran parte de las actividades de Poética.
Pero, además, el Museo Nacional de Bellas Artes y el Palais de Glace se suman como otras dos sedes en las que se desarrollarán propuestas para escuelas primarias, secundarias, docentes y bibliotecarios.
La Red Federal de Poesía es una iniciativa conjunta del Ministerio de Educación de La Nación, del Ministerio de Cultura de la Nación y de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) cuyo objetivo primordial es dinamizar los procesos de intercambio entre las iniciativas que se desarrollan en todo el país en torno a la poesía, con el fin de democratizar el acceso a la misma.
El mundo se puso patas para arriba cuando hice castrar a mi perro. Su comportamiento mejoró sustancialmente y yo estaba muy conforme. Dejó de perseguir a las perritas, no se ponía tenso frente a los machos, hasta dejó de mostrar los colmillos. El problema era que les hizo perder la cabeza demasiadas veces. En especial a los jóvenes, inexpertos, pero también a los grandes con sus sentidos debilitados, se pegaban a él, olvidándose de sus dueños. Bueno, Floki, pero sino es una perrita, se sonreía una mujer mayor. Continuamente tenía que estar explicando a los desconocidos que mi perro era macho, entonces ellos tiraban de la correa de sus perros. Lo más divertido eran los encuentros con los vecinos, que antes ponían en guardia a sus hijos contra mí y ahora en cambios, sus perros se babeaban alrededor del culo de mi perro. La señora del décimo piso se puso colorada como un tomate arrastrando a su terrier, mientras que otros después por prevención ¿para no pasar vergüenza? cruzaban la calle y nos evitaban haciendo un gran desvío. Tuvimos que buscar compañía en terrenos desconocidos. Y para que pudiera correr con otros perros, preferí no hablar de su sexo. Me parecía que no tenía sentido hacer de mi perro el campo de batalla para cambiar el mundo. Y mis críticos evaluaron que yo estaba evolucionando porque pasé de los poemas de maricas a los poemas de perros.
Esta semana se produjeron dos hechos significativos para la militancia LGBT en Chile. La muerte del escritor y militante, Pedro Lemebel, y la aprobación en el Senado de la ley de Unión Civil que reconoce derechos y obligaciones para personas, sin importar el sexo, que convivan. Si bien no incluye filiación, con lo cuál parejas del mismo sexo siguen sin poder tener los mismos derechos que las otras parejas, en Chile el Movilh, principal agrupación LGBT, lo tomó como un avance hacia el reconocimiento de derechos para personas del mismo sexo que conviven y – aseguran- el puntapié inicial para llegar a la Ley de Matrimonio igualitario que en Latinoamérica sólo tienen Brasil, Uruguay y Argentina. Yo digo, que pidan más.
Unos días antes, el 23 de enero, falleció Lemebel de un cáncer de laringue, a los 62 años. Para quienes no lo conocen, fue un excepcional cronista y poeta chileno que logró cruzar obra y militancia LGBT como forma de existencia. Cada vez que Pedro Lemebel participaba en un festival, tenía presencia en una lectura, en la presentación de un libro, aparecía con un punto de vista comprometido que se salía de lo esperado, incluso de lo políticamente lgbt esperado. Fue un escritor que construyó a sus lectores desde su identidad de gay latinoamericano pobre.
Estamos hablando del hijo gay de un panero chileno que nació en los ´50, vivió en un barrio marginal y terminó dando conferencias en Universidades como Harvard y Stanford. Y más allá de esas conferencias y esas universidades, o los premios, estamos hablando de un escritor que logró retratar la homosexualidad chilena en una sociedad, que por supuesto, cerca de los ´70 y ´80 le daba la espalda a ese mundo y aún hoy lo hace en su legislación.
Empezó a publicar luego de que lo echaron por gay y por rojo de las escuelas donde daba clases de arte. Su primer libro fue “La esquina es mi corazón”. Pero la obra que lo hace más conocido fue la que publicó en 1996: “Loco afán, crónicas de sidario”. Ese libro se editó primero en Chile y luego en 1999 por Anagrama en España, con la ayuda de su amigo Roberto Bolaño. Es un libro que recopila historias sobre el virus del HIV y sobre el SIDA en América Latina. Allí podemos leer a personajes como la Loba Lamar, la Chumilou y la bella carta a Lyz Taylor o los perfiles de Joan Manuel Serrat, Raphael y Rock Hudson, llenos de delirio y verdad.
En 2001 publicó su primera novela “Tengo miedo torero”, que cuenta una historia de amor durante la dictadura de Pinochet, año 86. Al poco tiempo, Lemebel recibió la Beca Guggenheim. Luego publicó dos libros de crónicas: “Zanjón de la Aguada” y “Adiós Mariquita Linda”, donde retrató al mundo gay de distintas clases sociales de Santiago de Chile.
Lemebel criticó muchas veces al estereotipo homosexual, blanco, adinerado. En su texto “Crónicas de Nueva York, Bar stonewall”, muestra cómo no encuentra su lugar dentro del movimiento lgbt internacional, y en esa falta, la necesidad de construir la identidad latinoamericana no heterocentrada. No era fácil agarrarlo. Como un pez aceitoso buscaba su lugar y al hacerlo creaba lugar para muchos otros. En esa búsqueda, fue que escribió textos sumamente importantes para la posteridad, como lo sería “Manifiesto. Hablo por mi diferencia“, un texto que lee en medio de una reunión de izquierda donde pregunta cuál será el lugar de la homosexualidad en el movimiento.
¿Tiene miedo que se homosexualice la vida?
Y no hablo de meterlo y sacarlo
Y sacarlo y meterlo solamente
Hablo de ternura compañero
Usted no sabe
Cómo cuesta encontrar el amor
En estas condiciones
Usted no sabe
Qué es cargar con esta lepra
La gente guarda las distancias
La gente comprende y dice:
Es marica pero escribe bien
Es marica pero es buen amigo
Súper-buena-onda
Yo no soy buena onda
Yo acepto al mundo
Arriesgado, intenso, certero, se fue Pedro Lemebel dejando un enorme camino en las letras y en la representación de un mundo que ya no existe, pero que sin duda, él ayudó a retratar de manera más amplia.
Más de un millón de personas en el mundo leyeron este libro que lleva un gran título como anzuelo. Delphine De Vigan es una autora francesa bastante particular. Su estilo circula entre una especie de diario íntimo, biografía autorizada (porque así le gusta presentarlo a ella) y ficción. ¿Pero quién es esta mujer?
Es una francesa de unos cuarenta y pico de años que publicó su primera novela en 2009, “No y yo”. Luego, editó “Las horas subterráneas”. Pero la novela de la que voy a hablar hoy es su última novela que ganó cinco premios europeos prestigiosos (miren wikipedia, no me importa hablar de eso acá) y fue publicada por 20 editoriales extranjeras.
¿Por qué se convirtió en bestseller? Porque es una buena historia entre madre e hija. Una historia que viene a completar otro libro de ella que es “Días sin hambre” donde comienza a contar su vida pero cambia su nombre y los nombres de quienes la rodean. Acá no. Este libro comienza con el suicidio de su madre, en 2008 y va relatando cómo la autora en primera persona intenta reconstruir la vida de esa madre que ya no está y que dejó muchos agujeros, misterios, datos que nadie en principio quiere corroborar. Entrevista tíos, una abuela, primos, a su propia hermana y a su memoria. Así va armando la historia de quien fue su madre, pero además, y esto es lo más interesante, de la mujer por fuera de su madre. Las internaciones psiquiátricas, la enfermedad, el posible desencadenante de la locura que va a involucrar a toda su familia.
Sin buscar con esto perdonar a su madre, la autora busca poder dormir de noche y entender un poco más su propia vida.
A los 62 años murió producto de un cáncer en la laringe, el escritor chileno, Pedro Lemebel.
Este texto fue leído como intervención en un acto político de la izquierda en septiembre de 1986, en Santiago de Chile y lo quiero compartir.
Manifiesto (Hablo por mi diferencia)
No soy Pasolini pidiendo explicaciones
No soy Ginsberg expulsado de Cuba
No soy un marica disfrazado de poeta
No necesito disfraz
Aquí está mi cara
Hablo por mi diferencia
Defiendo lo que soy
Y no soy tan raro
Me apesta la injusticia
Y sospecho de esta cueca democrática
Pero no me hable del proletariado
Porque ser pobre y maricón es peor
Hay que ser ácido para soportarlo
Es darle un rodeo a los machitos de la esquina
Es un padre que te odia
Porque al hijo se le dobla la patita
Es tener una madre de manos tajeadas por el cloro
Envejecidas de limpieza
Acunándote de enfermo
Por malas costumbres
Por mala suerte
Como la dictadura
Peor que la dictadura
Porque la dictadura pasa
Y viene la democracia
Y detrasito el socialismo
¿Y entonces?
¿Qué harán con nosotros compañero?
Anoche en casa, como cada vez que juega Boca, Closs invade el living y el medido Diego Latorre se tira en el sillón con el macho dominante que dispone toda su atención a la indolente pantalla. Putea, se ríe, a veces tuitea y siempre quiere que vea absolutamente toda jugada que considera interesante al cálido: “Miraaa, miraa, no estás mirando! ¿Estás mirando?”. Con mi novela en manos, estoy leyendo Partida de nacimiento, de Virginia Cosin (muy buena), relojeo lo que pasa en el verde cesped. El partido termina 2 a 2 y no es que yo quisiera que gane Boca, porque soy cuerva, pero el macho dominante venía bastante vapuleado del sábado, así que el empate venía a juntarnos a mitad de camino.
Mientras entrevistaban al jugador del partido, Milton Caraglio: “Milton esto, Milton aquello”, recuerdo la frase del poema. El macho sigue en la misma pose, le pregunto si puedo leerle un poema y por supuesto, dice que no. Insisto. Dice otra vez: no. Insisto, te va a gustar (porque si hay algo que me sale fácil es insistir) hasta que accede de tan mala gana que yo disfruto aún más el momento que está por venir. Leo el poema de Borges, el poema que dice: “El consuelo es de Milton y es valiente…” Me pide que lo repita todo otra vez. Lo hago, sin acotar nada. Todos estamos en silencio, Closs, Latorre, Milton, el macho dominante, nuestra gata y yo. Entonces la veo, una pequeña, pequeñísima mueca en sus labios me dice que – una vez más- lo conquisté como una campeona.
UN CIEGO
No sé cuál es la cara que me mira
cuando miro la cara del espejo;
No sé qué anciano acecha en su reflejo
con silenciosa y ya cansada ira.
Lento en mi sombra, con la mano exploro
mis invisibles rasgos. Un destello
me alcanza. He vislumbrado tu cabello
que es de ceniza o es aún de oro.
Repito que he perdido solamente
la vana superficie de las cosas.
El consuelo es de Milton y es valiente,
pero pienso en las letras y en las rosas.
Pienso que si pudiera ver mi cara
sabría quién soy en esta tarde rara.
De: La rosa profunda (1975)
BORGES, Jorge Luis. Obras Completas. Tomo III.